Meta lograda – Traductor colectivo de Kobox

El año pasado logré un objetivo muy importante.
He sentado las bases del traductor colectivo de Kobox y aunque todavía queda mucho por hacer ha sido mi primer gran logro en este campo.

De alguna manera he conseguido unir en un objetivo común un montón de puntos y aunque me ha dado unos cuantos dolores de cabeza el asunto va cuajando bastante bien.

A grandes rasgos el traductor cuenta con tres partes clave :

  •  Por un lado se ha puesto a disposición de los usuarios la opción de colaborar de un modo directo y eficaz, sin complicaciones y sin resultar molesta ni intrusiva.
  • Por otro lado se ha implementado un buen sistema de verificación masivo que valida las traducciones seleccionando las más aptas.
  • Y como colofón se ha incorporado un sistema de recompensa con el que agradecer la inestimable ayuda de cada colaboración.

El resultado, un montón de usuarios, independientemente de su dominio del inglés, han aportado su granito de arena al proyecto y gracias al esfuerzo colectivo próximamente Kobox estará disponible en otras lenguas. Hemos comenzado con el inglés pero tenemos ya en mente el italiano, ruso, catalán …

Por ello me gustaría dar las gracias a todos aquellos que están colaborando con la traducción y también a aquellos que nos han animado a incorporar nuevos idiomas. ¡Muchas gracias!

Pero la cosa no queda aquí, mi objetivo teórico era el de conectar a gente de todo el mundo con una finalidad concreta, he aprendido mucho de la experiencia y voy a seguir avanzando porque como ya he dicho ha sido un primer paso.

Mi pretensión final no es otra que crear una gigantesca red en la que puedan colaborar personas de cualquier parte del mundo.
Quiero encontrar la forma y manera de lograr grandes objetivos mediante la unión de esfuerzos individuales.
Quiero crear algo más grande a partir de la unión de pequeños aportes individuales, quiero crear una red de pensamientos humanos capaz de lidiar con los verdaderos problemas de la humanidad.
Quiero sacar el potencial de cada persona, permitir a cada ser humano tomar partido, dar la opción de colaborar directamente con grandes descubrimientos.
Porque por desgracia no es así, y no entiendo la razón. Pese a que cada persona es única, a que posee una visión única, un pensamiento único son incapaces de aportar su potencial a los grandes campos de la vida, son incapaces de dejar a su paso un legado a la humanidad.

Y no entiendo la razón. No la entiendo. No hay razones para no intentarlo. Sé que es posible porque se ha hecho antes, existen multitud de ejemplos prácticos que han pasado sin pena ni gloria y me sabe mal porque creo que es una opción tremendamente más eficiente que el modelo actual establecido.
El proyecto re-captcha, un incordio que a todos nos ha tocado padecer en alguna ocasión pero que tiene un gran trasfondo. Han logrado coordinar 900.000.000 personas para digitalizar libros antiguos, algo impensable hasta ahora.

 

Pero se puede ir más allá, el modelo se puede enfocar e implementar en un montón de campos. «Un videojuego ayuda en la lucha contra el sida» – http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/09/27/hepatitissida/1317147343.html

cadena-proteina

El primer párrafo, aunque es un poquito sensacionalista, ya lo deja claro:

«La ciencia llevaba más de una década tratando de averiguar la estructura real de una enzima clave en el desarrollo del sida en macacos.
Ningún resultado había sido aceptable hasta que, por agotamiento, un equipo de investigadores decidió plantear la incógnita como un juego en la red. La estrategia dio su fruto y, en menos de tres semanas, habían dado con la clave

No te olvido

No te olvido
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Un sentimiento de extrema melancolía me embargó en nuestro primer encuentro, cautiva, como el resto, la excepción, haber vivido en libertad.
Bestia torda, de porte majestuosa, arisca, tranquila, inquieta, curiosa, me gusta

su carácter, tiene voraz apetito aunque un tanto recelosa.
Siempre que puede mordisquea, si no le dejas refunfuña, da igual las veces, sabes que lo volverá a intentar.
No se rinde, terca como nadie más.
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Poco a poco me atreví a acercarme, con arisco recelo ambos compartimos buenos momentos, me costaba atarla, a veces no se dejaba y otras yo no quería.
Cuanto más cerca más grande parece, una pisada le basta para aplastarte, y aunque es de baja cuna grande es su nobleza.
La cepillé, se durmió, ya no había recelo, sí tensión, compartimos caricias, refunfuñamos al unísimo.
Convencía a la dueña para liberarla, cada día que no podía yo le hacía poder, me esperaba en la puerta, refunfuñando con el morro prieto, quería salir.
Me encantaba soltarla, de pronto la bestia se convertía en fuego, me daba miedo, revolcones en la tierra, nunca antes contemplé algo así.
Me decían de usar la fusta, yo soy más de consentir, le pedía lo que yo le daba, caminamos a un mismo paso, a veces había cuatro patas, otras seis.
Había que trotar, mañana soleada, mañana nublada, mañana encharcada, sudor compartido, vueltas en círculo, nada era igual.
Se tumbaba a mi lado, ¡menuda impresión!, le gusta provocar, a veces me retaba, yo aceptaba, llegó a morderme, con cariño,
me llenó de babas cientos de veces, me gruñó otras tantas, relinchó, me hizo vibrar.
Me provocaba, yo respondía, la llamaba, a veces venía.
Terror es verle acercarse, impetuosa como nadie, no para de lejos, no, necesita acercarse, es una sensación extraña, parece que te arrolla pero se detiene, bufa, sientes su aliento.
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Había confianza, la justa para el atrevimiento, de allí bebí.
Subirse a lomos de una bestia es una experiencia aterradora, debe consentir, una vez arriba la tensión me hacía sonreír, terror, grandiosidad de la vista.
Todo cambia, el mundo se encuentra a tus pies, el sol, la brisa, te envuelven de otro modo.
Nunca seré buen jinete, me quedó claro desde el primer momento.
Me lo puso difícil, no desistí, cabezones los dos, tercos como mulas entablamos mil batallas, algunas las perdía otras me las dejaba ganar.
Encontré sus puntos débiles, ella encontró los míos. No la ataba en corto, bueno, algún día sí, era mí recompensa, nunca la acepté más de dos veces.
No le tiraba, le sugería, la rienda me sobraba, no me gustaba imponer, deseaba aprender, compartir.
Conseguí prepararla, se dejaba hacer, ritual macabro, consentido, obligación impuesta.
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Un día, por fin me atreví, salimos. Me mostró su verdadero rostro, aquél que casi siempre ocultaba, ya no fuego sino viento.
Viví algo majestuoso, troté sin descanso, galopé eternamente, volé sobre su lomo. Casi salto un almendro, de cabeza, toqué cielo.
Trepé avismos, descendí montañas, durante algunos segundos consentimos ser uno.
Sintonizamos, ella quería, yo encantado, compartimos, volamos juntos sobre el viento, fuimos viento.
El tiempo se detenía en cada bocanada, de pronto un frenético impulso, todo quedaba atrás.
Atravesamos la bruma, rompimos el tiempo, arrastramos el recuerdo.
Ví lo que no era sombra y me encantó, también me llenó de moratones.
Desde entonces fuimos iguales.
Volví al principio, la melancolía me embargó.
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Llegamos a ser, encontramos comunión. Le estoy muy agradecido pero nunca podré ser buen jinete.
Ella es libre y yo la quiero. Pese a ello, no puedo liberarla.Morropreto