Estoy siendo muy detallista a la hora de diseñar Evobas ya que intento crear un equilibrio con cada minucia que incorporo.
Lo que me está sorprendiendo, sobre todo, es el comportamiendo de los jugadores. Prácticamente desarrollan pautas muy naturales a la hora de jugar.
El actual eje del nivel del juego es la alimentación de las criaturas. En dicha tarea cada jugador se adapta, al parecer, según un patrón bastante claro. La optimización del coste de cada acción.
El ejemplo más directo es que en el juego casi todos son herbívoros, exceptuando a varias especies que son carroñeras y algún depredador omnívoro.
Las especies son herbívoras principalmente porque resulta más sencillo mejorar la tarea de recolectar alimentos, así se ha dispuesto. Al requerir un menor «coste energético» recolectar vegetales que acechar a otras criaturas con afán depredador, he generado una respuesta clara y directa en los jugadores. Pero mis verdaderas intenciones van mucho más allá.
Voy a explicar una de esas «intenciones ocultas».
Sin darnos cuenta a la par que evolucionamos estamos aumentando nuestro tamaño con lo que nos estamos convirtiendo en los grandes herbívoros del mundo Depredador.
Cuanto más grandes somos mayor es el beneficio cárnico en el que se puede convertir nuestra muerte.
Sin darnos cuenta nos hemos convertido en las presas de los futuros carnívoros.
Llegará un punto en el que no quedará comida vegetal para todos y es entonces cuando a las nuevas especies les saldrá más rentable atacar a los grandes herbívoros que pastar.
Tal vez inicialmente les resulte misión imposible intentarlo en solitario, pero ya esta todo pensado, los depredadores tienen para desarrollar, entre otras, las habilidades de acecho colectivo y acecho selectivo. Un grupo mucho menor en fuerza y tamaño pero mayor en número puede acabar con criaturas capaces de alimentar con su muerte a muchos miembros de la manada.
Un beneficio para los nuevos jugadores que no supondrá apenas una molestia para las especies consolidadas ya que el número de individuos tendrá un márgen bastante amplio, muy parecido a lo que ocurre en nuestra fauna y de paso nivelamos la dificultad para los nuevos.
Otro comportamiento que me ha sorprendido es que justamente coinciden los horarios de pastoreo/recolecta de muchas especies. Seguramente, sin saberlo, estos jugadores están mejorando la protección ante el ataque de depredadores al pastar todos al unísono. Directamente reducen las probabilidades de ser ellos las víctimas, dividiendo el peligro. Otro comportamiento también muy natural entre los herbívoros.
La verdad es que me está gustado como evoluciona el desarrollo del juego, creo que por fin he asentado correctamente el enfoque de la alimentación y lo que es más difícil, he logrado hacerlo bastante jugable.
Tal vez todavía me quede pulir la relación entre depredadores y presas hasta visualizar el grado de complejidad que exponía en artículos anterior, he simplicado todo el proceso para no estresar al jugador, ¡¡sencillez!!. («Evobas el legado de la caza» y «Fórmulas alimenticias y reproductoras»)
El juego puede parecer algo lento pero una vez que te haces con él, encuentras un montón de opciones que «disfrutar».
En general estoy contento con los resultados obtenidos y sobre todo ilusionado con seguir continuando.
Pues sí, el Evobas se encuentra en la época de los grandes herbívoros.
Lo interesante, aparte de los eventos que se van sucediendo, será el futuro. A ver hacía donde se dirigen todas las especies.